Aprendizaje Servicio

Conoce qué es el Aprendizaje Servicio y las actividades que desarrolla el CREAS en la universidad

Incubadora de Proyectos Sociales

Conoce los proyectos sociales que acompaña el CREAS y los requisitos para postular tu propio proyecto

Cursos A+S - 1º Semestre 2012



Durante el primer semestre del año 2012, lo cursos que optaron por implementar la metodología de Aprendizaje Servicio fueron los siguientes:


Carrera
Curso
Docente(s)
Sociocomunitario
Derecho
Cínicas Jurídicas
René Cortines

Educación
Taller de Reflexión de Párvulos
Astrid Ugarte

Literatura
Seminario de Análisis del Discurso
Claudia Escobar
Londres 38- Fundación Paréntesis- Rostros Nuevos
OFG Social
Desarrollo de Habilidades para el Trabajo en Equipo
Gabriel Valdivieso

Pedagogía en Filosofía
Práctica II
Valentina Carrozzi
INFOCAP
Aprendizaje y Ciclo Vital I
Gonzalo Gallardo
Colegio Vicente Valdés
Pedagogía en Lenguaje
Aprendizaje y Ciclo Vital I
Gonzalo Gallardo
Liceo Benjamín Vicuña Mackenna
Psicología
Investigación Cuantitativa
Sebastián Ibarra
Ciudad Activa
Macarena Silva
Fundación Súmate
Investigación Cualitativa
Ximena Castro
Fundación Paréntesis
Tatiana Tomicic
Hogar de Cristo
Taller de Intervención Psicosocial
Verónica Gubbins
Junto al Barrio
Vicaría de Pastoral Social y de los Trabajadores
Trabajo Social
Procesos de Mediación Social
Paz Donoso
Municipalidad de La Florida
Trabajo Social y Desarrollo Local
Herminia Gonzalvez -Carmen Silva
TECHO - Fútbol Más


¿Conicyt a Economía?


Columna de Pablo Salvat

Pan y circo. Vieja expresión latina usada para designar una forma de gobernar en que se trataba de contentar al populus con algo de pan (no demasiado tampoco), y al mismo tiempo, mantenerlo distraído de sus afanes y los de la elite del poder con bastante circo, entretenimiento y diversión.

Hace poco escribimos aquí que la educación nacional está en crisis. No digo con esto ninguna novedad. Y esa crisis mucho tiene que ver con el cambio de eje que sufrió aquella después del golpe cívico-militar del ’73: de una educación al servicio de la República hemos pasado a una educación al servicio del crecimiento económico, o de la “obtención de renta”.

Quizá más de algún lector se habrá sorprendido con esta calificación, y la encuentre incluso exagerada. Sin embargo, tenemos ahora otra nueva prueba al respecto: el anuncio de que se quiere hacer migrar la tuición sobre la investigación científica y técnica (Conicyt) al ministerio de Economía.

Puede entenderse que cierto tipo de investigación muy precisa y acotada orientada a funciones empresariales, pueda ser orientada desde el ministerio de Economía. Pero no el conjunto de la investigación nacional. Conicyt reside desde su creación por el gobierno de Frei Montalva en educación.

Tanto la investigación desde las ciencias “duras” (matemáticas, física, biotecnologías, etc.), como aquellas realizadas en ciencias sociales y humanidades, así como su operacionalización tecnológica, forman parte del diseño de una política educativa más global: qué se investiga, cuánto, para qué, en qué áreas, son preguntas que no deben quedar nada más en manos de tecnócratas, políticos de turno o en creyentes del libre mercado.

Tienen que ser deliberadas y respondidas por el conjunto de la sociedad y los actores más directamente involucrados. Debería orientarse esa investigación científica general hacia los fines que la misma sociedad en su conjunto considera más valiosos de alcanzar.

Lo contrario es lo que ha venido ocurriendo desde la época de la dictadura: hacer de la educación un medio más en función del mercado y el poder. Con esto se olvida que el conocimiento, las disciplinas y los saberes no pueden tener como meta primordial su rentabilidad a corto plazo, so pena de desnaturalizarse completamente.

Hay que decir que el actual énfasis – de la política de investigación- en disciplinas o temas que pueden otorgar réditos, deja fuera (i.e., débilmente financiados) saberes y ciencias que nos ayudan a una mejor auto comprensión crítica de nosotros mismos, de nuestros hábitos y los rasgos de las instituciones que nos rigen.

Una tendencia que, de seguro, se acentuaría si el conjunto de la investigación científica pasare bajo tuición del ministerio de Economía.

En el tránsito forzado desde una educación republicanista a una regida por el mercado, hemos perdido mucho como sociedad. Quizá por eso, entre otras cosas, nos toca ser testigos de sucesos tan vergonzantes, como el de las Argandoña cobrando millones para publicitar su vida privada (vidas que sí “valen” la pena); o, como la represión indiscriminada vivida por comuneros mapuches -niños incluidos- con ocasión de la visita presidencial a la zona (vidas que no “valen” la pena). Pero bueno, para qué reclamar si ambos hechos son fruto del siempre sabio y clarividente orden de “libre mercado” pues.
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* Pablo Salvat estudió en la Universidad Católica. Ganó una beca (del Secretariado para la Cooperación en la UCL) y obtuvo el doctorado en filosofía política en el Instituto Superior de Filosofía, Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.
Hace varios años está en la Universidad Alberto Hurtado. Fue parte del Centro de Ética, y actualmente dirige el Magister en Ética social y Desarrollo humano y es profesor en el Departamento de Ciencia Política y RRII, de esta Universidad. También es profesor en el Magister de Trabajo Social, en la Universidad Católica. Por varios años ejerció como profesor de filosofía del derecho, en la Facultad de Derecho, de la UDP.
El pos doctorado lo hizo en la Chaire Hoover d’Éthique économique et Sociale que dirige P.Van Parijs, en Lovaina.

Por qué la desigualdad sigue esperando

 Por Pablo Romero SJ *



Los resultados de distribución del ingreso en Chile este año mostraron una leve mejoría en los indicadores, pero si uno los compara con los de las últimas décadas, esta mejoría no ha sido importante sino más bien se puede decir que la desigualdad se ha mostrado estable dentro de un pequeño margen desde que hay medición de ella. Y, la verdad, modesta opinión, no creo que sufra mayor cambio en los próximos años. Ojalá me equivoque.Tendrían que pasar más cosas.

¿La razón? Es que Chile es “desigualmente desigual”, y esto marca todo. La desigualdad no se distribuye igualmente en la población sino que es un grupo en particular, el 10%más rico (cuyo ingreso familiar promedio supera los $3.000.000), el que se “dispara” del resto de la población.Este grupo más que duplica en promedio de ingreso al siguiente decil y concentra casi el 40% del ingreso del país, mientras, el siguiente decil sólo concentra el 15%.

Cuando los indicadores de desigualdad varían, lo hacen fundamentalmente por el comportamiento de ese grupo. Y a la vez, ese ingreso promedio del 10% más rico depende en gran medida del comportamiento del 1% más rico, y si nos apuran, de los ingresos medidos de las familias multimillonarias de Chile.

Y digo “medidos” porque en estas encuestas, ¿son medidos acasos los ingresos de estas personas? Tenemos tres rankeados dentro de los 100 mayores del mundo y entre ellos representan por sí solo el 15% del PIB chileno.

Dicho de otro modo, hay un 90% de la población que vive en rangos de desigualdad relativamente normales entre ellos, y se condice con una alta movilidad social.Mientras, hay un 10% más rico que, salvo excepciones, no se ha movido de esa situación por generaciones, y que se escapa del resto en cuanto a ingresos. Es otro mundo. Más aún el 1%… y para qué decir los multimillonarios.

Por tanto, si la desigualdad se comporta de esta forma, no es lo mismo “luchar contra la desigualdad”que “focalizar recursos en los más pobres”. “Derrotar” la desigualdad no va a pasar por distribuir recursos desde las clases medias a los grupos más vulnerables.

Hablar de desigualdad, más bien, sería hablar de ese minúsculo grupo y el resto. De cómo se generan sus ingresos a diferencia de la gran mayoría.

Es hablar también de la historia de Chile desde la Colonia, del modo en que esta se realizó, y como las diferencias se perpetúan de generación en generación.

Habrá algunos con talentos extraordinarios que salen de lo normal, incluso dentro de los millonarios. Pero, ¿por qué cuesta tanto que incluso aquellos que están teniendo los mismos estudios universitarios y en las mismas universidades, puedan saltar a niveles de ingreso equiparables?

Aquí entran en juego poder, redes, clanes y lenguajes de clase (a veces llamados “habilidades sociales”); colegios, barrios y movimientos religiosos que reproducen las diferencias.

Y hablar de todo esto cuesta, por eso no es un desafío del país.

Cuesta porque hay temor al conflicto de clase, a la desconfianza y al resentimiento social, por un lado, y por el otro, a que dejemos de crecer como lo hacemos.

También cuesta porque nos han enseñado que para modernizarnos y superar la pobreza “no hay que nivelar para abajo”… Pero sobre todo cuesta porque, he aquí la paradoja, la gran mayoría de los que tenemos la posibilidad de intervenir en el debate público con cierta publicidad, venimos de ese 10%, estamos cerca afectivamente, o aspiramos a el.

Por tanto, es hablar de nosotros, de nuestras aspiraciones y nuestros privilegios.La desigualdad se vuelve de hecho en buena parte de los chilenos, una aspiración… distinguirse del resto. Apenas pueda me cambio a una población mejor. Apenas pueda saco al niño de la escuela y lo pongo en colegio de nombre inglés. Apenas pueda me distingo socialmente.

Cualquier acción pro igualdad si no toma en cuenta todo esto, siempre será una acción distributiva más, necesaria, pero paliativa.

Si queremos cambiar debemos revisar nuestro régimen impositivo para que de verdad los más ricos aporten lo que deben aportar por justicia al país.

También tenemos que examinar nuestra organización de mercado para reducir la altísima concentración económica con utilidades extraordinarias que se da en muchas industrias (si van a ver oligopolios, que se pague por ello al Estado, por ej. pesca).

Si queremos ser más igualitarios, como se nos ha hecho claro, debemos cambiar nuestro sistema educativo y promover un régimen más integrado.

Lo mismo pasa a nivel urbanístico y la generación de guetos de ricos y pobres. Pero aún más, no podremos cambiar esta realidad si no hacemos un giro cultural. Y esto es válido para todos, no sólo para los más ricos.

Un giro que pasa porque nuestra aspiración de defender o acrecentar nuestros privilegios, de espacio a un deseo sincero y activo de vivir con mayor justicia y comunión. ¿Podremos?

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* Sacerdote Jesuita, trabaja en el Área jóvenes de la Compañía de Jesús, es asesor eclesiástico de la CVX jóvenes de Santiago, presidente de la Fundación Yo Voluntario y es uno de los capellanes del centro penitenciario femenino de San Joaquín.


Publicado en:http://blogs.cooperativa.cl/opinion/politica/20121113170246/porque-la-desigualdad-sigue-esperando/

¿Terrorismo de Estado en el país Mapuche?


 Por Juan Ignacio Latorre

Mientras el Presidente de la República de Chile visitaba territorio Mapuche, algunos agentes del Estado realizaban acciones demostrativas del poder de la “civilización” chilena. Es impactante ver estas imágenes que muestran la brutalidad con la que estos agentes estatales (financiados con los impuestos de todos los chilenos) actúan en territorio de nuestro aguerrido y noble pueblo originario. Es inaceptable que en pleno siglo XXI tengamos que ser testigos de este espectáculo de violencia policial absolutamente irracional e innecesario, y que los grandes medios de comunicación social invisibilizan de manera interesada.

Ese niño Mapuche de nos más de 10 años, con su rostro completamente ensangrentado, tendrá muchos motivos en 5 o 10 años más para odiar al Estado de Chile y actuar con violencia contra el wingka (en mapudungun significa usurpador e invasor de sus tierras). Con estas acciones estamos sembrando violencia focalizada en remotos lugares pero cosecharemos un gran levantamiento violento en no mucho tiempo más. La situación actual no da para más, es cada vez más intolerable para nuestros hermanos y hermanas Mapuche, y sus hijos pequeños están creciendo con un gran resentimiento absolutamente justificado.

¿Cuál es la lógica política que está detrás de estas acciones? Mi hipótesis es que pretende defender los intereses de un puñado de latifundistas y un par de grupos económicos dueños de las forestales, quienes se vieron fuertemente beneficiados con las políticas neoliberales impuestas en la dictadura cívica-militar. En todos estos años de democracia tutelada, esos mismos grupos han mantenido y acrecentado su poder e influencia por lo que las políticas indígenas de restitución de tierras de los gobiernos de la Concertación fueron muy cuidadosos de no tocar sus intereses. Así mismo, no se podía esperar una cosa muy distinta del actual gobierno de derecha.

Pienso que llegó la hora de escuchar y acoger verdaderamente, sin hipocresía, las grandes demandas del pueblo Mapuche: TERRITORIO, AUTONOMÍA Y RECONOCIMIENTO CONSTITUCIONAL. Es la gran deuda histórica del Estado de Chile, no podemos seguir acrecentando este pasivo, no es sano ni sostenible. Llegó la hora de escuchar y valorar la cultura de este pueblo ancestral, su cosmovisión, su espiritualidad, su amor y respeto a la tierra (sin tierra no hay pueblo Mapuche, estaríamos cometiendo un genocidio étnico- cultural), su sentido comunitario de la propiedad, sus potencialidades económica-productivas (agricultura ecológica, etnoturismo, artesanía, etc.), su lengua, su medicina, la humildad de su gente, sus maneras de organizarse comunitariamente, su respeto a las personas mayores, y mucho más que nos enriquece como país multicultural.

A pesar de que la Araucanía es la zona más pobre de Chile, el asunto de fondo no es solo de carencias materiales o de bajos ingresos, esto sería una expresión grave de la situación de exclusión, discriminación, debilitamiento y usurpación a la que se ha sometido al pueblo Mapuche. Toca ahora reparar. Mientras antes lo hagamos, nos evitaremos una verdadera guerra con dramáticas consecuencias durante el siglo XXI. Pero para esto, es fundamental que nuestro Estado comprenda que el pueblo Mapuche no es su enemigo interno y que no es necesario emprender acciones que siembran terror en la población, dando por superada de una vez por todas las estrategias propias de la oscura etapa de la “guerra fría”.




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* Director del Centro de Reflexión y Acción Social CREAS de la Universidad Alberto Hurtado. El autor desea dejar claro que esta columna de opinión no representa necesariamente a la institución.

Millonarios, se les acabó la fiesta


Por Luis García-H sj.



Frente al candidato Piñera la Concertación hablaba del “gobierno de los empresarios”. Sin embargo, el gobierno actual puede llegar a ser el peor para los grandes empresarios, y por un tema que probablemente pasará colado en los medios de comunicación. Resulta que ayer el Relator Especial de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas envió sus comentarios a la “Propuesta del Gobierno de Chile para una Nueva Normativa de Consulta y Participación Indígena”. Así, el Convenio 169 de la OIT amenaza con ser el dolor de cabeza más grande de los millonarios chilenos (empresas forestales y pesqueras) y las transnacionales (mineras y energéticas). Bien lo sabía la derecha que se opuso con fuerza por 20 años a que este convenio fuera aprobado.
Hace pocos días, en la cena anual del Consejo Minero, su presidente, Joaquín Villarino, en presencia de Sebastián Piñera, Jean Paul Luksic y otros magnates; había expresado su preocupación por las consecuencias del Convenio 169 de la OIT, criticando que los tribunales ordenen la paralización de proyectos por estar reñidos con esta normativa internacional suscrita por Chile.

Los comentarios del Relator a la propuesta del Gobierno de Chile para la consulta indígena son una fuerte crítica a la perspectiva transaccional para beneficio mutuo, que se quería imponer frente a proyectos de inversión en territorio indígena o frente a proyectos de ley que de alguna manera los afecten. El documento es claro: la consulta a los pueblos indígenas se inscribe dentro de lo que son los derechos humanos, y se establecen criterios que dejan poco espacio a la interpretación y a la restricción de tales derechos. El Relator no dice nada nuevo en materia de derechos indígenas, pero lo importante es que se lo dice oficialmente al Gobierno de Chile, frente a una petición explícita del Gobierno.

Entre los comentarios del Relator, vale la pena destacar, por ejemplo, su insistencia en que cualquier proyecto de ley que les afecte debe ser consultado antes de elaborarse una propuesta, y durante todo el proceso. No se trata de que se reciba a indígenas que den sus propuestas en una audiencia, sino de que los proyectos deben elaborarse en conjunto, en vistas a llegar a un acuerdo, y no en condiciones de desequilibrio de poder. Al respecto se citan explícitamente la Ley de Pesca y la Ley de Fomento Forestal (actualmente en comisión en el Parlamento). También se plantea que los Códigos de Minería, de Concesiones Geotérmicas y de Aguas deben establecer mecanismos de consulta indígena. No basta, como pretendía el gobierno, con los mecanismos de participación local que ya hay en las leyes sectoriales. Hay elementos tan claros sobre lo que se entiende por territorio indígena que, por ejemplo, será necesario contradecir el dictamen de la Corte Suprema que permite la construcción de represas Hidroeléctricas en Pilmaikén. También difícilmente se podría llegar a hacer el ducto que pretende Celco en Valdivia. Por otro lado, especialmente relevante para los proyectos de inversión es que se separa lo que es la indemnización por daños de lo que es el derecho a la participación en el reparto de los beneficios.

En caso de no llegarse a acuerdo en las consultas, queda muy limitada la capacidad del Estado para tomar decisiones por propia cuenta, y se critica duramente la argumentación de que los “intereses del país” priman por sobre los derechos indígenas (esta es una cita textual a E. Frei cuando impuso las centrales en Ralco). Otro tema interesante en el que se insiste es que el sujeto de la consulta no pueden ser “individuos” indígenas, sino los Pueblos Indígenas en cuanto tales, a través de sus instituciones representativas.

El documento es largo y quedará desconocido para la opinión pública, pero sin duda ya está siendo estudiado con detención no sólo por el gobierno sino por los abogados de los más grandes grupos económicos que operan en Chile.

Queda por verse si el Gobierno de Chile acatará todo lo planteado por el Relator ONU. De ser así, habrá que cambiar el logo de campaña de Sebastián Piñera por “Millonarios, se les acabó la fiesta”. De no acatarse, los Pueblos Indígenas tienen un elemento más para decir que la fiesta no sólo es ilegítima éticamente, sino además ilegal.



Acá el link del documento completo: