Profesionales y ciudadanos/Ciudadanos y profesionales: ¿En qué mundo vivimos y trabajamos hoy?





Discurso de despedida titulados Facultad de Ciencias Sociales y Facultad de Economía y Negocios Universidad Alberto Hurtado

Martes 11 de Diciembre, 2012.

Por Pablo Salvat*




Queridos y queridas estudiantes, autoridades, familiares, amigos y amigas,

A nombre de todos mis colegas académicos, me ha sido encargada esta difícil y honrosa tarea de dirigirles unas palabras en este momento para ustedes y aquellos que los acompañan, tan singular y significativo.

  • Este será para ustedes -y los vuestros de seguro- un día muy singular. No tanto porque se acaba un ciclo de vuestras vidas y comienza otro, sino porque de ahora en más comienza un largo camino en que recae sobre cada uno de ustedes y los lazos que forméis, hacer opciones con sentido, y desde allí, aportes al conjunto de la sociedad y al continente americano, y a través suyo, porqué no, al mundo mismo;
  • Pero si hablamos del mundo: ¿cuál es el mundo en que nos toca hoy vivir, estudiar, trabajar? ¿Qué nos dice y muestra el estado de cosas del mundo actual? El tiempo presente parece señalar y expresar el agotamiento y pérdida de legitimidad del actual modelo civilizatorio propuesto por el capitalismo moderno hace ya unos doscientos años. En este cuestionado modelo, el derecho del hombre a la libertad no se basa en la unión del humano con el humano, sino en la separación en su relación con los demás. Pareciera que el derecho a la libertad fuera el derecho a la separación y a la propiedad y poco más. La lectura predominante hoy de ese derecho, hace que todo humano encuentre en el otro no la realización de su libertad , sino su límite insuperable.. Las consecuencias del agotamiento de este modelo civilizatorio nos colocan frente a tareas apremiantes y apasionantes a la vez. Solo en estos últimos cien años la humanidad ha creado condiciones que ponen en riesgo la presencia y continuidad de la vida sobre la tierra: sea de manera directa – guerras, conflagraciones nucleares, hambrunas-, o indirecta, a través de una alteración irreversible de las condiciones medioambientales. Es bueno y útil que retengan una cifra: ¡350 ppm de dióxido de carbono! Esa es la cifra dada por los especialistas que marcaría – de no abordarse conjuntamente-, el punto de no retorno en esa alteración . Hoy estamos en unos 380 ppm de dióxido de carbono lanzados a la atmósfera diariamente, y todos los llamados realizados en las conferencias internacionales para bajar de 380 a 350 ppm, caen aun en el vacío. Pero las consecuencias están ya entre nosotros, generando cambio climático, problemas en la producción de alimentos, contaminación de ríos y mares, subida del nivel del mar, etc. 
  • El nuestro es un mundo unificado no solo por las finanzas y las tecnologías, sino también por desigualdades evitables. Según organismos internacionales, a fines del 2009 existían en el mundo aun 1.020 millones de desnutridos crónicos; al mismo tiempo que 774 millones de adultos analfabetos. Pero quizá el fenómeno más significativo sea la creciente concentración del poder económico en muy pocas manos. Entre 1989 y el 2002 por ejemplo, el 25% más pobre de la población mundial bajó o redujo su participación en el ingreso mundial desde el 1.16% al 0.92%, mientras que el 10% más rico acrecentó sus fortunas, pasando de tener el 64.7% a disponer del 71.1% de la riqueza mundial; 
  • Si miramos a nuestra América, a pesar de su heterogeneidad, podemos decir que aún subsiste un rasgo transversal y permanente de sus relaciones sociales: puede decirse que la desigualdad es un rasgo distintivo de nuestras estructuras institucionales, económicas, sociales, culturales y políticas, desde su origen mismo, lo cual provoca que las mayorías de nuestras poblaciones haya debido vivir en condiciones deficitarias respecto al acceso no solo a los recursos materiales y los medios de subsistencia, sino también en lo referido a capacidades, libertades y estima social. Lo que se ha ido expresando es la incapacidad de los distintos proyectos históricos en nuestra América para contrarrestar el dato central de nuestra convivencia: la presencia permanente de lo que llamo una injusticia bifronte, es decir, que refiere tanto a la distribución de recursos, derechos y bienes sociales fundamentales –salud, alimentación, educación, vivienda, medio ambiente-, como al espacio de consideración, aprecio y respeto de cada cual, de su autonomía y de sus pertenencias comunitarias. El devenir de nuestra cultura política, social y económica manifiesta una resistencia en distintos sectores, a cumplir con la aspiración a vivir juntos como iguales y a desentrañar qué quiere ello decir desde el punto de vista de las actitudes, normas, instituciones y políticas que se elaboran y deciden. Ninguna democracia y modelo de desarrollo podrán sostenerse a si mismos en el tiempo, ni dar los frutos esperados si no enfrentamos esta herencia entre todos y de modo radical. Abordar estos desafíos pasa –entre otras cosas-, por asumir una gran tarea: recuperar la dirección en común de los asuntos comunes. Es decir, recuperar la dimensión republicano-comunitaria de todos aquellos asuntos (económicos, políticos, sociales, culturales y medioambientales) que nos conciernen en cuanto miembros de una ciudad, un país, un continente y la misma humanidad y la naturaleza;
  • Lo sabéis bien, las herramientas y las experiencias vividas en estos años universitarios no bastarán por si solas para enfrentar los problemas y elaborar diseños adecuados para su superación. Se requiere el ejercicio ético de un talante abierto, sensible y crítico: el asumir una ética de la responsabilidad social solidaria, como nos lo dijera en su momento Alberto Hurtado S.J. Vuestra formación, conocimientos y prácticas son un poderoso factor para generar y procesar los cambios que necesitamos. El filósofo francés Eric Weil decía al respecto algo que convendría no olvidar: “la primera tarea de quien quiere transformar el mundo es comprenderlo”. Necesitamos que ustedes puedan impulsar/promover un proyecto común de comprensión transformadora y de transformación comprensiva del mundo, y para eso, claro, esperamos que lo aprendido y vivido en estos años, pueda ser algo positivamente traducido. En ello ayudaría también tener una visión más amplia de lo real de la que otorga cada disciplina por separado, y destacar siempre la afirmación o negación de la humanidad del humano en cada situación problemática. Al respecto Alberto Hurtado S.J., nos sugería que “cada problema debe aparecer en su aspecto humano (...) Que el médico no vea solo cuerpos, ni el abogado solo pleitos, ni el ingeniero solo número de operarios y costos, sino problemas humanos”. Para lo cual jóvenes, deben apropiarse de la realidad latinoamericana y chilena, de su historia y facetas diversas. Como bien decía el gran José Martí “conocer el país y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías (…). Y agregaba algo muy importante para nuestra mentalidad, a veces tan apegada a modas o copias: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido, que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas”. Ustedes –parafraseando a Alberto Hurtado S.J.-, son los constructores de una sociedad nueva, ustedes –si lo quieren-, serán los guías intelectuales del país. Las profesiones (…) serán lo que serán ustedes, y ustedes obrarán en gran parte según la luz que tengan de los problemas en tanto problemas sociales, i.e., de todos. Como país aún tenemos una república y una democracia a medias, en muchos ámbitos. Y esto es un riesgo. Por eso es bueno jóvenes, escuchar la advertencia que nos dice: “si la república no abre sus brazos a todos y adelanta con todos, muere la república” (J. Martí). He aquí una gran misión y tarea. Ojalá no olviden que al mismo tiempo que tenéis un cierto saber disciplinario sois siempre ciudadanos, es decir, miembros de una comunidad política mayor, donde la neutralidad no tiene lugar. 

A nombre mío y de mis colegas, con mucho afecto, quiero agradecer a cada uno de ustedes, hombres y mujeres, por su presencia en estas aulas y patios, por sus aportes, capacidades, alegría, esfuerzo y compromiso manifestado todos estos años. Más allá de los avatares vividos en un sentido u otro, esta será siempre también vuestra casa...; Felicitaciones para cada uno de ustedes, sus familias y amigos/amigas. Que les vaya muy bien en la vida siempre fraternamente. ¡Muchas gracias por su atención!

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* Pablo Salvat estudió en la Universidad Católica. Ganó una beca (del Secretariado para la Cooperación en la UCL) y obtuvo el doctorado en filosofía política en el Instituto Superior de Filosofía, Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.
Hace varios años está en la Universidad Alberto Hurtado. Fue parte del Centro de Ética, y actualmente dirige el Magister en Ética social y Desarrollo humano y es profesor en el Departamento de Ciencia Política y RRII, de esta Universidad. También es profesor en el Magister de Trabajo Social, en la Universidad Católica. Por varios años ejerció como profesor de filosofía del derecho, en la Facultad de Derecho, de la UDP.
El pos doctorado lo hizo en la Chaire Hoover d’Éthique économique et Sociale que dirige P.Van Parijs, en Lovaina.